el Café de los Angelitos
El tradicional Café de los Angelitos, uno de los íconos de Buenos Aires frecuentado por el 'zorzal' Carlos Gardel, volvía este martes a abrir sus puertas tras permanecer cerrado quince años, con un perfil tanguero aunque por sus precios apuntará sobre todo al turismo extranjero.
Además del "Morocho del Abasto", figuras de la talla del escritor José Ingenieros y los dirigentes socialistas Juan Justo y Alfredo Palacios, fueron algunos de los comensales que hicieron famoso a ese tradicional café de Buenos Aires. Tras una fiesta de reinauguración con la presencia de personajes de la cultura y el tango, el café reabrirá el miércoles al público sus imponentes puertas de madera lustrada.
Centro de reunión durante un siglo antes de cerrarse en 1993, este bar emplazado sobre la hoy muy transitada avenida Rivadavia, en una esquina del barrio porteño de Balvanera, tiene un tango dedicado, escrito y musicalizado en 1945 por Cátulo Castillo y José Razzano, quien formó un dúo con Carlos Gardel. "Café de los Angelitos/ Bar de Gabino y Cazón/ Yo te alegré con mis gritos/en los tiempos de Carlitos,/ por Rivadavia y Rincón./ ¿Tras de qué sueños volaron?/ ¿En qué estrellas andarán?/ Las voces que ayer llegaron/ y pasaron y callaron,/ ¿dónde están?/ ¿Por qué calles volverán?", decía el tango como un presagio. Fundado en 1890 por el italiano Batista Fazio, se llamó primero Bar Rivadavia y fue un reducto de gente de mal vivir, que un comisario de la zona llamaba irónicamente "angelitos", sin imaginar que bautizaría a uno de los más populares cafés de Buenos Aires, según una nota de la revista Club de Tango.
Antes de pasar en 1919 a manos de Angel Salgueiro, fue allí donde el director artístico del sello discográfico Odeón contrató en 1917 al ya famoso dúo Gardel-Razzano que grabó "Cantar eterno" y "El sol del 25", según testigos de la época. El café, emplazado a cuatrocientos metros del Congreso argentino, se fue llenando de políticos y pensadores, pero con el tiempo se convirtió en un lugar de almuerzo de oficinistas que sólo recobraba cierto brillo tanguero por las noches.
Pero a partir del cierre, el Café de los Angelitos fue demolido y quedó como una esquina vacía escondida tras una gran tapia. Durante quince años, el intento de transformarlo en un emprendimiento inmobiliario con rédito económico fue resistida por vecinos que pelearon por su recuperación. "Acá hubo gente, la mayoría jubilados, que se reunía periódicamente frente a las puertas, para bailar y cantar tangos, una manera de reclamar la recuperación de ese lugar histórico. Lástima que esa gente, ahora, no podrá pagarse un mísero café", dijo a la AFP José Gómez, vecino del lugar.
En realidad, un café costará 3,50 pesos (1,12 dólares), precio promedio en los bares porteños, pero lo que estará fuera del alcance del bolsillo local es la cena-show con espectáculo de tango, valuado en 250 pesos (81 dólares) por persona. El Café de los Angelitos, con su espacio para quinientas personas, se sumará al boom del tango, cuyas cifras están en permanente crecimiento. El tango representó para Buenos Aires en 2006 ingresos por 405 millones de pesos, un 80% de los cuales corresponde a turistas, y movilizó a tres millones y medio de personas, según datos oficiales. El año pasado, unos novecientos mil extranjeros asistieron a un espectáculo de tango y generaron cuarenta y cinco millones de dólares, de los cuales unos quince mil llegaron a Buenos Aires con un tour especializado en tango para ocupar las 4.920 plazas disponibles hasta ahora en tanguerías, según la Cámara de Casas de Tango. *
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