viernes, 22 de agosto de 2008

Colly,Lanata y la vedette del Maipo

Colly,Lanata y la vedette del Maipo

Por Mariano Colly
La vedette del Maipo
Dicen que en la vida hay que escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo. A Jorge Lanata se le fue la mano: tuvo dos hijas, fundó dos diarios y una revista, trabajó en radio y televisión, escribió 11 libros, hizo dos películas y hasta dirigió el video “La argentinidad al palo” de Bersuit Vergarabat. No sabemos si plantó un árbol, eso pertenece a su vida privada, lo que sí está confirmado es que ahora será la nueva vedette del Maipo.
marianoc@primiciasya.com

La noticia dejó a todos boquiabiertos. Sorprendió. Aunque no será el reemplazante de Antonio Gasalla, lo sucederá en el escenario del Maipo. Tendrá el mismo padrón en escena. Será el encargado de los monólogos, de bajar línea, de buscar el aplauso cómplice del público con realidades camufladas de ironías. Sin embargo, aquél que conoce las aristas por las que transitó este comunicador, podrá entender que desembarcar en la cartelera porteña es un paso más en su trasgresora profesión.

Así es Jorge Lanata. Un personaje que llegó a los medios sin siquiera imaginarlo. Un hombre que derribó estructuras periodísticas, que fuma en cámara, que te enternece con insultos, que te quita una sonrisa con absurdas realidades políticas, el gordo y barbudo que se para frente a un micrófono y logra en la frivolidad de la ceremonia de los Martín Fierro, al menos por medio minuto, hacernos razonar. El que se compara Discépolo y Parravicini. Al que compararon con Michael Moore. Al que censuraron y no se sostiene con el discurso del censurado. Un Lanata que no come de la publicidad oficial.

La idea no es ponderarlo, tampoco busco que entiendan que soy Lanatista. Simplemente trato de comprender la última decisión de Jorge, al aceptar la propuesta de Lino Patalano para debutar en Las rotativas del Maipo. Si me bastase con repasar algunos logros obtenidos en su vida (Página 12, Veintiuno, Día D, Argentinos, Deuda, Crítica, o bien El nuevo periodismo, su primera publicación literaria), resultaría más sencillo. Pero presumo que la determinación de Lanata tiene otra connotación que se aúna a su sediciosa manera de concebir el trabajo en la industria.

Tal vez Lanata necesite encontrar un nuevo espacio para comunicar, para expresarse libremente, una vía más que su matutino Crítica o su Lanata PM. La sensación enérgica de un teatro donde los faros te convierten en amo y señor de la sala, donde la atención sólo se centra en el que está arriba, donde las miradas se dejan llevar por el sonido de la voz. Ese lugar que la televisión no le da desde hace varios años.

Causa al menos indignación saber que el teatro lo recibe con los brazos abiertos y la pantalla chica lo esquiva. Quizá por ser elitista le abren las puertas. Porque el teatro es para unos pocos, para todos los que tienen más de 80 mangos para pagar una entrada. En cambio la tevé es gratuita, masiva, llega a los lugares más recónditos de nuestro país. Hay repetidoras. Hay medios digitales que se nutren de la televisión. La palabra de Lanata en cuatro paredes de un teatro causa menos impacto que en tres aglomerados de un decorado de Tv. Eso está claro. Siento que es mejor soslayar su dialéctica. Estoy convencido de que los poderosos lo prefieren entre bambalinas, al lado de mujeres pulposas, interactuando con un conchero y dirigiéndose a 700 personas.

Y aunque sea simplemente eso, también siento que es algo. Serán pocos pero serán. Estoy seguro que él se conforma con mostrarle otras realidades, otras opciones de la misma coyuntura, a una o dos personas. Con eso se llenaría. Como todos los que comunicamos una idea, más profunda o trivial, de acuerdo al género y al contexto. Vacía como puede ser esta o llena de contenido importante como es hablar de un Gobierno, de un funcionario o de un corrupto, pese a que hoy son sinónimos.

Hoy se puede celebrar. El periodismo quiere instalarse definitivamente en la revista. Quiere convivir con las humoradas de los capocómicos. Quiere encontrar otra forma de comunicar. Buena o mala, una nueva forma al fin. Masiva o minoritaria, aunque nos parta el alma la segunda. Hay una oportunidad, es hora de aprovecharla. Por eso, esta bomba informativa de la última semana es para aplaudirla. Le guste a quien le guste. Le pese a quien le pese. A la hora de cortar entradas, Lanata será una atracción, el protagonista. Correrá el foco de atención. Cambiaremos un culo por una idea. Dejaremos las vetustas canciones de las revistas que musicalizaban las obras de Olmedo y Porcel y que no perdieron vigencia y le daremos paso la melodía del razonamiento, le daremos paso a Lanata, a la nueva vedette del Maipo.
Primiciasya.

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