A setenta y cinco años de Gardel
HUGO GARCIA ROBLES
Mañana, jueves 24 de junio se cumplirán 75 años de la muerte de Gardel en Medellín. El aniversario va camino del siglo y la permanencia del cantor es inconmovible. Ello refrenda que la memoria popular rara vez se equivoca.
Gardel encarna uno de los mayores aportes culturales que el Río de la Plata hizo al mundo. Ya en vida el cantor conmovía a los públicos del continente y de España, sin olvidar sus actuaciones en Francia y en Nueva York, por la NBC. Hoy mantiene su vigencia en Venezuela, Colombia, Puerto Rico y, por supuesto, en los dos países del Plata. El 24 de junio de 1985, al cumplirse 50 años del fatal accidente de Medellín, Radio Viena le dedicó media hora de su programación.
A veces la gloria popular se interpone y nos distrae de la verdad esencial: Gardel fue un extraordinario músico, un artista que desplegó su genio cantando y componiendo. Son estas dos aristas de su personalidad las que respaldan su permanencia. Sin formación musical seria, tuvo el sentido de los elegidos. Escuálido guitarrista como lo prueban sus primeras grabaciones de 1912, creció como creador al conferir a sus interpretaciones el valor de la perfección.
Musicalmente certero, afinado y seguro conocedor de los textos que cantaba, los interpretó adentrándose más allá de las palabras en el sentido profundo de esas letras. Creador del tango cantado, fue igualmente infalible en el repertorio de estilos, milongas y cifras del repertorio que linda con el folclore. Fue en ello heredero de los payadores míticos que admiró y frecuentó, como Bettinoti y Arturo Navas. Fue autor de melodías y tangos como El día que me quieras, Volver, Por una cabeza y muchas más.
Su voz logró que alcanzara dimensión universal el barrio, el malevo, la muchacha descarriada, el inmigrante, los tipos sociales que poblaban el Río de la Plata.
Sus devotos encuentran en las horas pares de la Radio Clarín, la magia de su canto y mañana lo hará durante todo el día.
Cortázar narra que Jane Bathori, la mezzo francesa que estrenó las obras de Debussy, Ravel y Roussel le confió su admiración por el cantor, como lo hicieron muchos grandes cantantes.
La permanencia de su voz retrata en sonidos a las dos márgenes del Plata.
El País Digital
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